Aspectos a tener en cuenta para diseñar las meriendas.
- El horario es fundamental: no debe interferir negativamente con las otras comidas del día. Lo más recomendable es que pasen unas tres horas entre la comida y la merienda y entre ésta y la cena.
- Moderación: las cantidades de la merienda no deben ser muy abundantes, para evitar el exceso de calorías o anular el hambre para la cena. Se debe cuidar tanto el tipo de alimentos como la ración de los mismos. No obstante, las cantidades a ingerir dependerán de aspectos como la edad del niño, así como las actividades que realiza.
- Combinar alimentos: una opción saludable puede ser combinar alimentos representativos de estos tres grupos:
Cereales: el pan, las galletas y los cereales son una buena fuente de hidratos de carbono de absorción lenta, que aportarán al niño la energía necesaria para el buen funcionamiento de sus músculos y de su cerebro.
Productos lácteos: un vaso de leche, un yogur natural o de frutas, o un trozo de queso son alimentos ricos en calcio y en proteínas y necesarios para su crecimiento. Selecciona los productos lácteos bajos en grasa (para niños mayores de dos años).
Fruta: una pieza de fruta o un zumo natural de frutas contiene fibra, vitamina C y contribuye a una adecuada hidratación.
El secreto de que los niños se acostumbren a comer meriendas sanas es tener en casa solamente alimentos sanos y reservar la compra de alimentos como snacks o chucherías para situaciones especiales.
No obstante, estos alimentos no deben ser percibidos por los niños como prohibidos, ya que eso los haría aún más apetecibles a sus ojos. Es importante enseñar a los hijos que no existen alimentos “buenos” y “malos”, sólo que algunos debemos comerlos con menor frecuencia porque nuestro cuerpo los necesita en menor cantidad.
Una sana costumbre es leer las etiquetas. Selecciona los productos que contienen aceite de oliva o de girasol (ricos en ácidos grasos insaturados y beneficiosos para la salud) y distínguelos de aquellos con aceites con alto contenido en ácidos grasos saturados (como los de palma o coco) y de los aceites hidrogenados.
Imagen: losabe