En la alimentación diaria no sólo es importante lo que comemos, sino cómo lo comemos. Así, distribuir las comidas de los niños en cinco tomas al día, garantiza un aporte adecuado de los nutrientes y una variedad en la dieta, ya que el pequeño tomará alimentos distintos en cada una de ellas.
Además, gracias a estas cinco ingestas logramos repartir la energía de forma correcta.
Empezar bien el día. Tras unas ocho horas de sueño nocturno en las que no se ha ingerido ningún alimento, el cuerpo, al levantarse necesita empezar el día con fuerza, iniciando una correcta alimentación que dará sus frutos a lo largo del día.
Un desayuno completo debe consistir en tres grupos de alimentos: lácteos, frutas y cereales, y tiene que aportar el 25 por ciento de las calorías que un niño en periodo escolar debe ingerir durante el día.
Tentempié a media mañana. Es el momento de recuperar la energía perdida durante la mañana, pero sin recurrir a alimentos muy energéticos, para que los pequeños no pierdan el hambre de cara a la comida. Un lácteo, una fruta (entera, en batidos o zumo), una barrita de cereales o un pequeño bocadillo pueden ser unas buenas opciones.
Con este almuerzo se debe aportar el 10 por ciento de las calorías diarias necesarias.
La comida. El mayor aporte energético del día se produce en la comida; concretamente el 30 por ciento de calorías. Independientemente de si el niño come en el colegio o en casa, hay que procurar que los alimentos sean saludables y variados. Por ello, debemos proporcionarle de primer plato pasta, arroz o legumbres; de segundo, carne o pescado acompañados por una guarnición de verduras y, de postre, fruta o un yogur de sabores.
Una meriendia ligera. Este piscolabis calmará el hambre del niño, para que no llegue a la cena con muchas ganas de comer. Conviene prepararlo en función de la actividad del pequeño, pero lo más aconsejable es que incluya cereales (pan o galletas, por ejemplo) algún lácteo y fruta. La bollería se reservará para algún capricho muy esporádico. En esta toma se proporciona al niño un 10 por ciento de las calorías que necesita.
La cena. Hay que prestarle mucha atención porque debe complementar los alimentos que el niño ha tomado en la comida y ser suficiente para que no se despierte por la noche con hambre. Será variada, pero con unas cantidades inferiores a las de la comida y con alimentos fácilmente digeribles. Opta por ofrecerle como postre una fruta o un lácteo en lugar de un dulce. La cena aporta el 25 por ciento de calorías diarias restantes.
Imagen: healthyalberta