Cuando vayáis a una estación de esquí para estar en contacto con la nieve, esquiar, practicar el snowboard o utilizar el trineo, debéis tomar las precauciones necesarias para que el niño vaya equipado (utillaje y vestimenta) de forma apropiada.
Esquís y tablas. El tamaño de los esquís, fijaciones y palos correspondientes debe estar en relación con la estatura del niño y con el nivel que tenga en este deporte. La longitud puede medirse situando el esquí en posición vertical al lado del niño, no debiendo sobrepasar la altura del hombro o de los ojos (según su corpulencia).
Casco. Es obligatorio, pues puede disminuir en un 60 por ciento las lesiones craneales en caso de caídas. Hay que tener en cuenta que el casco se ajuste perfectamente la cabeza (nunca debe quedar holgado) y que sus correas estén siempre abrochadas.
Ropa. Debido a que los niños son sensibles a las bajas temperaturas y a las radiaciones solares, es conveniente que la ropa utilizada en estos casos tenga tres capas. La interior, con la misión de mantener el cuerpo seco y caliente; la intermedia, para abrigar y aislar del frío; y la externa (impermeable), adecuada al tiempo y sus inclemencias.
Guantes y manoplas. Las manoplas abrigan y protegen más del frío que los gantes. Existen ciertos guates que llevan incorporados unos bolsillos para calentar las manos.
Botas. Ocupan un papel esencial a la hora de evitar lesiones. Deben ajustarse al pie del niño, con el espacio suficiente para que pueda mover fácilmente los dedos, y su interior tiene que estar forrado. Por lo que se refiere a la suela, ésta ha de tener cierto grosor. Son preferibles las botas de caña media o alta.
Gorro y orejeras. Los típicos gorros protectores del frío tienen que estar forrados en su interior, siendo preferibles aquellos que tapen además las orejas y el cuello.
Gafas de sol. Este tipo de gafas protectoras deben utilizarse continuamente y ser modelos específicamente adaptados para la nieve, para que así los rayos solares no afeten a la córnea.
Imagen: skiing-hokkaido