Limpiar paredes manchadas. A muchos de los pequeños les encanta pintar en todo lo que pillan, pero, sobre todo, en las paredes. He aquí un pequeño truco para limpiarlas según el tipo de pintura que tenga la pared:
- Si es pintura lavable hay que disolver una cucharada de bicarbonato sódico en un litro de agua, humedecer una esponja con esta disolución y pasarla de manera uniforme sobre la superficie a limpiar. Así evitaremos la formación de marcas cuando se seque.
- Si es pintura no lavable una goma de borrar desvanecerá las manchas.
Manta que no se mueve. La manta de juegos de los bebés es uno de los entretenimientos favoritos de los menores de un año. Lo malo es que, normalmente, cuando ponemos al bebé sobre ella hay que estar todo el rato pendiente de estirársela porque, con los movimientos que hace, no para de arrugarse. Si cosemos una ventosa en cada una de las cuatro puntas de la manta conseguiremos que se quede adherida al suelo y el pequeñajo pueda jugar a sus anchas.
El biberón, bien limpio. Si quieres lavar algún biberón de tu hijo de una forma más profunda, llénalo de agua, agrega un puñado de sal gorda y agítalo enérgicamente. Luego enjuágalo con agua limpia y sécalo con servilletas de papel. Además, si notas que ha cogido algo de olor agrio, puedes probar a lavarlo con agua muy caliente y una cucharadita de bicarbonato. Así conseguiremos que los biberones estén bien limpios y sin amarillearse.
Un zapatero cológico. La lactancia materna es, sin duda, el mejor alimento para nuestros pequeños; pero, si en algún momento tenemos que usar fórmulas artificiales, esta idea es muy práctica para dar otra utilidad a los botes usados de leche. Se apilan en la forma que más os guste y se adhieren unos a otros con pegamento o silicona, de modo que se puedan introducir los zapatos de los peques dentro. De esta manera contribuimos al medio ambiente reciclando algunos de nuestros residuos y, además, fabricamos un cómodo y divertido zapatero.
Imagen: just4families