Mientras que hay niños que aprenden a dormir de forma espontánea, hay otros que parecen resistirse a adoptar el hábito del sueño. En este último caso es necesario enseñarles a hacerlo. Además, durante esos momentos nuestros hijos pueden llegar a montarnos las mayores escenas del día y, estando nosotros ya cansados de la dura jornada, solemos tener menos carrete del habitual.
Hay muchas maneras de intentar lograr que el bebé se acueste en su cama y nos deje unas horas para nosotros mismos; de hecho, cada maestrillo tiene su librillo y las existen casi tantas técnicas como papás. Al margen de ello, la mayoría de las mujeres nos dejamos llevar por los consejos de nuestras madres, al presuponerles mayores dosis de experiencia y no solemos poner en duda ninguna de sus ‘formas’ para educar a los críos.
Sin embargo, los expertos aconsejan realizar un ritual que deberá repetirse cada noche. Un baño, la cena, realizar una actividad tranquila y, finalmente, la frase mágica: “Es la hora de ir a dormir“.
Una buena idea es pedir al niño que elija un muñeco para que le haga compañía. También es conveniente leerle un cuento. Cuando se haya terminado, le daremos las buenas noches y saldremos de la habitación.
Si el niño se levanta y acude a la cama de sus padres, le cogeremos de la mano, le acompañaremos a su habitación y le volveremos a dar las buenas noches, siempre de forma calmada y sin regañarlo.
Ya verás cómo, de esta manera, cada vez se levantará menos hasta que llegue el momento en el que dormirá toda la noche de un tirón.