Ya se va acercando esa época del año que con tanto afán solemos esperar y, por supuesto, a todos nos gusta disfrutar del verano y de las ventajas de la época estival. Quizá antes de que tuviéramos descendencia todo resultaba un pelín más fácil, pero el hecho de que seamos papás no significa que tengamos que dejar de lado nuestras vacaciones.
El dato más importante que debemos tener presentes a la hora de viajes familiares con pequeños es, sin lugar a dudas, la planificación. Hacerlo con antelación va a ser primordial para conseguir tener casi todo bajo control y poder reaccionar ante cualquier imprevisto.
Es bueno que los progenitores impliquen en estos preparativos a los chiquitines. Al margen de conseguir que se diviertan y subir su autoestima, servirá para que ellos sientan que participan plenamente en todas las vacaciones y para alejar miedos que podrían asustarles durante el viaje y la etapa fuera de casa. Cuantas más previsiones realicemos junto a ellos más “familiar” se le hará todo al niño y más cotidiano le resultará el periplo.
Por supuesto, esto no es más que una mera aproximación a cuánto podemos hacer para planificar las vacaciones perfectas y a lo largo de estos meses volveremos sobre el tema y ampliaremos conceptos y consejos. No obstante y por el momento, podemos ir haciendo boca con lo que os proponemos.
Por ejemplo, no olvidéis que los tiempos de espera son distintos para los niños. Ellos no suelen tener claro el paso del tiempo y la paciencia no suele ser algo que vaya ligado al mundo infantil. Recordad que resultará fundamental saber entretener al niño durante traslados, transbordos, esperas en estaciones y aeropuertos, viajes largos… Lo más indicado es que que nos hayamos preparado antes algunas historias que contarles, algunos cuentos que guardemos en nuestra memoria, algunos juegos que les haga estar tranquilos y divertidos.
Es bueno que pienses que para todo esto ni siquiera es necesario llevar juguetes encima, basta con que lo hayáis previsto y hayáis dedicado un poco de tiempo para que, llegado el momento, sepáis establecer un mecanismo que nos sirva a todos para permanecer relajados y pasarlo de fábula. ¡Usad la imaginación!