Meterse en la piscina en verano es algo que, por regla general, encanta a los bebés, y no solo porque de esta forma alivian el calor, sino también porque disfrutan chapoteando y jugando en ellas. Por otro lado hacen ejercicio, aunque aún no naden, algo que siempre es muy recomendable para todas las edades.
Pero hay que tener cuidado, las piscinas no solo son peligrosas porque los pequeños puedan ahogarse o darse un mal golpe, sino también hay que prestar mucha atención a que no contengan exceso de cloro, ya que esto podría provocar asma y dañar los pulmones de los niños, especialmente hasta los dos años de edad (hay que tener en cuenta que, el cloro es una gas que irrita las mucosas y el aparto respiratorio).De hecho un país como es Bélgica recomienda no llevar a loso niños a las piscinas hasta que por lo menos tengan 1 año, ya que antes sus pulmones aún están madurando.
Como es lógico, con los niños que ya de por sí tienen asma o propensión a padecer alergias se deberá tener aún más cuidado con este tema.
Sin embargo, esto no debe hacer saltar las alarmas, la natación es buena y por tanto lo único que habrá que controlar es que los niveles de cloro en la piscina a la que los padres acostumbren a ir con sus hijos, son los adecuados. Por regla general, con tan solo entrar en el recinto de la piscina ya se puede apreciar el olor a cloro, si este olor en algún momento se les hace especialmente fuerte a los padres, puede ser señal de que haya un exceso de cloro (aunque este dato no se debe tomar como algo totalmente fiable sino como algo meramente orientativo).
Foto obtenida de: babywatergarden.com.