Aunque en muchos sectores de la sociedad, por ejemplo, en el plano laboral, los hombres siempre han tenido una clara ventaja por una cuestión cultural, hay que reconocer que también han quedado relegados a un segundo plano en otros sectores, por ejemplo, en la familia y cuidado de los niños. Lo más habitual en un caso de divorcio, ha sido que la custodia quede en caso de la madre del niño.
Sin embargo, las cosas están cambiando en base al bienestar de los pequeños, por ello, muchas parejas llegan a acuerdos para tener una custodia compartida en la que disfrutan por igual de la compañía y cuidado de los niños. La custodia compartida también plantea cierto nivel de debate. Algunos expertos consideran que no aporta estabilidad a unos niños tener que cambiar de vivienda cada dos semanas, por ejemplo.
Por otra parte, el propio niño también puede mostrar su favoritismo a la hora de estar con su madre o con su padre porque está más contento con uno de ellos. Los niños tienen un criterio formado y claro desde una edad temprana.
Las ventajas de la custodia compartida se muestran especialmente, en que los padres tienen que coordinarse y comunicarse mucho mejor. Por ello, los niños no crecen con la sensación de que haya hostilidad entre sus padres. Por otra parte, el padre no se siente desplazado sino que está totalmente involucrado en la evolución de sus hijos.
Por supuesto, en la mayoría de las ocasiones es el juez quien dicta la sentencia de custodia compartida. Por ello, conviene aceptar la situación porque el divorcio supone el final del amor de pareja, pero en cambio, no significa que el padre o la madre tengan que renunciar a sus hijos.
Imagen: Hernández Vilches