Anteriormente comentábamos algunas de las consecuencias que el abuso de los videojuegos puede producir en los más pequeños de la casa, como el aislamiento, el sedentarismo, los dolores musculares o de cabeza, vicios posturales, etcétera.
Pero además de todo esto, hay que tener en cuenta que es importante controlar el contenido de los videojuegos antes de dejar a los niños jugar. Esto es sencillo, en las cajas de los mismos aparecerá la edad a la que va dirigida, pero aún así, no está de más que los padres estén delante mientras ellos juegan para comprobar que realmente lo consideran oportuno. Y es que tristemente, los contenidos racistas, sexistas, machistas, violentos, etcétera, en ocasiones están presentes, y hay edades especialmente delicadas en las que los niños no están preparados para digerir todo eso (aunque realmente a ninguna edad). Lo que puede ocasionar el hecho de que no se controlen los contenidos, es que el niño termine por pensar que lo que ocurre en sus videojuegos es normal, pudiendo darse el caso de que se vuelva agresivo, intolerante, dé de lado a personas de distintas razas o trate a la mujer como si fuera inferior al hombre.
También se llega a hablar de que, los niños que están muy “enganchados” a los videojuegos, llegan a sentir una verdadera ansiedad por comprar todo lo que sale nuevo, lo que puede provocar, si no lo consigue, que termine por cometer pequeños robos para tener lo que quiere.
Nuevamente hacemos hincapié, en que hablamos de casos extremos, si un niño juega de manera controlada, los videojuegos pueden ser unos buenos aliados para ellos y además de entretenerles les educarán y les aportarán muchas cosas positivas como veremos en la próxima entrada.
Foto obtenida de: thegamingfeed.blogspot.com.