Antes de nada, debemos ser conscientes y evitar los típicos errores que podemos cometer a la hora de intentar motivar a nuestros hijos:
- Intervenir en lo que los niños saben hacer solos. No debemos hacer sus deberes, sino indicarles cómo han de hacerlos ellos.
- Improvisar el lugar y el horario para hacer ls deberes. Hay que respetar unas rutinas para realizar las tareas y no permitir que se pongan con ellas en “ratos perdidos”.
- Limitar a los niños, haciéndoles dependientes de ayudas permanentes y de toma diaria de la lección. Tenemos que fomentar el estudio autónomo, estimulándoles a que aprendan a hacerse preguntas a sí mismos.
- Permitir que se queden estancados en lo que fallan durante mucho tiempo.
- Inventarse las soluciones, por desconocerlas. Esto lo único que hace es confundirles. Por el contrario debemos apoyarles, pero reconociendo nuestras carencias y pidiendo ayuda al colegio si es necesario.
- Llevar la “voz cantante” en sus responsabilidades. Hay que enseñarles a pensar.
Y ahora sí, he aquí las nueve estrategias para motivarles en el estudio:
1. Acompáñale día a día: debes estar presente en sus quehaceres y rutinas, y hacerles saber que estamos a su lado para cuando nos necesiten.
2. Dale confianza y apoyo.
3. Ayúdale a conocer estrategias en las que pueda apoyarse para sentirse cómodo en la resolución de conflictos (por ejemplo, una alternativa a un método que no le haya ido bien).
4. Acostúmbrale a explorar distintas posibilidades, a hacerse preguntas y cuestionarse cómo pueden mejorarse ciertas cosas.
5. Promueve que participe de forma continua en las actividades del colegio.
6. Habla con el centro escolar para desarrollar una educación más personalizada.
7. Enséñale a aplazar un poco las “recompensas”; primero debe realizar sus tareas y después vendrán los momentos más lúdicos y de diversión, como ir al parque, jugar un poco con el ordenador o ver unos dibujos en la televisión. Los premios nos ayudan, en ocasiones, a mantener nuestras buenas conductas; pero recibirlos no debe convertirse en un hábito diario.
8. Ayúdale a crear hábitos de estudio de forma paulatina, pero continua y disciplinada. Cuando tu hijo tenga seis años, bastará con que se acostumbre a estar una hora diaria dibujando, leyendo o recortando. A medida que se vaya haciendo mayor, se puede empezar por una tarea corta para seguir con las más intensas y terminar con otra más relajante.
9. Dale la oportunidad de sentirse reconocido cuando llegue el éxito y que se considere parte muy activa de ese logro.
Imagen: castleacademychildcare