Hay factores de riesgo que obligarán a los futuros padres a abstenerse de tener relaciones sexuales, por ejemplo, si existe una amenaza de aborto, hay sangrados vaginales, en el caso de placenta previa, o si la mujer siente contracciones prematuras, entre otros riesgos.
Pero no solo por los factores físicos la pareja deja de tener relaciones cuando la mujer está embarazada. Muchas son las mujeres que durante esa etapa pierden temporalmente el deseo por estar con su pareja. Las variaciones que sufre su cuerpo, las hormonas disparadas, los cambios de humor, las molestias propias del embarazo (dolor de pechos, náuseas, etcétera)… son un cúmulo de cosas que puede llegar a provocar esa desgana.
No solo a consecuencia de la mujer se posponen las relaciones sexuales de la pareja. También muchos son los hombres que, a medida que pasan los meses y se hace más evidente que dentro de su pareja está creciendo su hijo, evitan tener relaciones por miedo a hacer daño al bebé.
En ambos casos lo más razonable es sentarse y hablarlo, porque puede que uno no sienta deseo y el otro sí, y ese “otro” llegue a pensar que su pareja simplemente a perdido el interés por ella/él. Es posible que después de hablarlo el sexo se aplace para después del nacimiento del niño pero siempre hay que hacerlo llegando a un acuerdo entre ambos, y no evitando la situación. Aunque también es muy posible que por el mero hecho de poner las cartas sobre la mesa se esfumen los posibles miedos. Siempre algo tan simple como es hablar las cosas con amor y respeto, puede llevar a que entre ambos se encuentren soluciones, lo que emocionalmente será algo que acercará más a la pareja.
Foto obtenida de: askamum.co.uk.