La candidiasis bucal es una enfermedad muy frecuente entre los niños pequeños y mucho más habitual entre los bebés recién nacidos, que suelen dar muestras de la dolencia alrededor de una semana después de su nacimiento. Aunque muy aparatosa, en raras ocasiones suele revestir complicaciones.
La candidiasis bucal es una infección producida por el hongo denominado “Candida Albicans” que vive regularmente en todos nosotros, si bien en la mayor parte de los casos nuestro sistema inmunitario adulto consigue mantenerlo controlado.
La mayoría de los bebés recién nacidos que la contraen lo hacen en el momento del parto, por contacto con el hongo que se encuentra en el tracto vaginal de la madre. Por lo general suele curar antes de las dos semanas y de no ser así habrá que volver a consultar al pediatra.
La candidiasis se presenta con placas ulcerosas, de un color blanquecino, en la cara interior de las mejillas, en la lengua, la garganta y las encías. El proceso es doloroso, por lo que interfiere en la alimentación del pequeño, que suele dejar de comer ante la presencia de ardor y dolor agudo por el contacto con los alimentos y al intentar tragar.
Tenéis que saber que la enfermedad también es denominada “Muguet” y que, por lo general, los especialistas suelen recetar una sustancia antifúngica denominada “Violeta genciana”. Otros prefieren el tratamiento que limpie la zona con una solución a base de bicarbonato sódico. En cualquier lugar recuerda que debe ser el pediatra quien te prescriba el tratamiento más adecuado.
Debéis tener presente que cuando el niño está infectado debéis desechar chupetes, biberones y tetinas que, en otro caso, podrían volver a contagiarle. Si se trata de un bebé alimentado por leche materna, la mamá deberá consultar con el médico para que le recete alguna sustancia antimicótica que evite que su pezón acabe recontagiando al pequeño.