Hoy nos centraremos en las causas del llanto y cómo calmarlo.
- Hambre: el bebé da gritos enérgicos en tono agudo. Se relame la lengua y chasquea los labios. Evidentemente, al alimentarlo, comprobaremos cómo se consuela.
- Sueño o cansancio: emite gemidos y lamentos que disminuyen si se le acuna a toma en brazos.
- Frío: el llanto es irritado y el pequeño tirita o tiembla. Las partes distales (la nariz, los dedos, las orejas…) están frías o azuladas. En esta ocasión, hay que abrigarle.
- Calor: el llanto también es irritado, pero la cara del bebé está enrojecida. Además, aparecen gotitas perladas por la frente, el pecho o la nuca. Hay que refrescarle.
- Pañal mojado: el llanto es el típico de malestar, sordo o agudo. Desaparece al limpiarlo o cambiarlo.
- Aburrimiento: se producen lamentos que se interrumpen ante estímulos que distraen al bebé.
- Necesidad de mimos: éste es el llanto por soledad, que cesa en cuanto la madre lo arrulla o lo coge en brazos.
- Miedo: el llanto es angustioso y con hipo. Mejora ante la cercanía del cuidador.
- Incomodidad: el bebé puede emitir gemidos por el exceso de luz, ruidos, viento, humedad… Cesa regulando estos factores.
- Dolor: en esto casos, el llanto es desesperado y entrecortado. El bebé agita las extremidades, jadea y puede producirse una pausa en la respiración (apnea).
- Nervios: se produce un grito intenso y breve. Éste decae poco a poco y luego vuelve a subir.
- Cólicos: el llanto es frenético, se suele producir por la tarde o por la noche, y es normal que el pequeño flexione las piernas sobre el abdomen y expulse gases. En este caso, el problema cesará a las tres o cuatro horas, espontáneamente. Pero también podemos calmar al bebé masajeando su vientre.
Por último, hay que aclarar que la erupción dental no tiene por qué causar molestias excesivas, por lo que no es causa común de llanto, a pesar de su mala fama.
Imagen: tumedico
Comunicación con el bebé I – Comunicación con el bebé III
Fuente: pediatraengranada