Según el tipo de educación que reciben los niños, podemos hablar de padres autoritarios, padres permisivos y padres democráticos. Hoy nos centraremos en los primeros y en los siguientes días trataremos los otros dos tipos.
Los padres autoritarios destacan principalmente por ser muy exigentes con sus hijos. Hacen caso omiso de las necesidades y sentimientos de sus hijos, e imponen sus reglas o normas sin dar opción a que los niños negocien de alguna forma. Las señales de afecto suelen ser prácticamente nulas y, principalmente se dirigen a los niños para imponer su autoridad.
Un clásico ejemplo de frase muy habitual en los padres autoritarios es “Yo soy el padre (o madre) y aquí mando yo” o “Mientras estés bajo mi techo harás lo que yo te diga”… hay muchas más, que al fin y al cabo son las clásicas que se utilizaban en otros tiempos.
Hoy en día es muy habitual escuchar aquello de “los niños de ahora no tienen educación ninguna”, y acto seguido se acompaña ese comentario con otro como “le falta un par de azotes”. Por supuesto, no estamos de acuerdo con esto, siempre ha habido, hay y habrá niños de todo tipo, pero sin embargo sí es cierto que en algunas familias se pasó de este tipo de padre autoritario al otro extremo, es decir, al de padres permisivos que dejan a sus hijos completamente a su aire.
Sin lugar a dudas, hay que decir sí a la disciplina, sí a las reglas, y sí a las normas, pero siempre de una forma en la que los padres no actúen como meros dictadores, sino a través del diálogo y, en ocasiones, a través de los acuerdos entre padres e hijos.
Foto obtenida de: ahaparenting.com.