La violencia sufrida es vivida por el niño como una experiencia que condiciona su comportamiento y su modo de ver la vida (negativamente), y que le produce altos niveles de estrés, pesadillas, y la sensación permanente de estar siendo amenazado (aunque hayan pasado ya varios años).
En ocasiones, estos síntomas, comunes en los niños que son acosados, no hacen su aparición de inmediato, y pueden pasar años hasta que son diagnosticados si no han recibido ayuda. Aunque la recuperación en niños y adolescentes no conlleva problemas adicionales, es importante trabajar desde que aparecen los primeros síntomas, para disminuir el trauma.
En cualquier caso, empieza por llevar a cabo cuestiones prácticas como:
- Incorpórale a otro grupo de amigos: no se trata de quitarle importancia a lo que le pasa, sino de que recupere un poco su identidad al ver que es aceptado cuando está con otros.
- Hazle ver que su vida es mucho más rica de lo que pasa en la escuela, donde hay muchas personas a su alrededor que le quieren y le valoran.
- Participa con él en actividades donde pueda conocer otra gente, otras familias, otras experiencias.
- Si debe seguir yendo al colegio, no dejes que haga el trayecto solo: puede ir con amigos de su barrio, que le acompañe un adulto o incluso puede variar rutas, o pedir en el colegio que le permitan entra y salir un poco más temprano o más tarde.
- Busca aliados, como otros padres o profesores a los que tu hijo pueda recurrir en caso de necesitarlo.
Imagen: singlemindedwomen