7. Atención a la espalda. Según va aumentando la tripa, va cambiando también la curvatura de la columna. Y si la mujer se pasa el día trabajando sentada ante una mesa, entonces el problema puede agravarse: curva los hombros hacia delante sin darse cuenta y la tripa queda como encajada. La consecuencia son los dolores de espalda, en especial de las lumbares. Hay que sentarse en una silla ergonómica con la espada recta y los pies apoyados en un reposapiés. Al mantener una postura correcta se descarga la zona lumbar y aumenta el riego sanguíneo en la pelvis (y, por tanto, también el riego del feto).
Un alivio muy rápido se consigue con un masaje sencillo que podemos darnos nosotras y que no llama la atención en el trabajo. Solo se necesitan dos pelotas de tenis y una silla con el respaldo duro y recto.
Se colocan ambas pelotas a la altura de las lumbares, entre la espalda y el respaldo de la silla, y se hacen movimientos lentos y suaves en círculo para hacer rodar las pelotas y masajear así la zona dolorida.
8. El agua, para sentirse ligera. Este consejo hay que llevarlo a cabo sobre todo cuando el cuerpo comienza a pesar más. Nadar o flotar, sentirse ligera es, en esos meses, una sensación maravillosa. Además, el ejercicio físico sienta bien al cuerpo y al ánimo, reduce hinchazones, mejora la circulación sanguínea y descarga tensiones. El contacto con el agua es como un masaje para la piel y el tejido conjuntivo y tiene un efecto parecido a un drenaje linfático. Algunas embarazadas, cuando están sumergidas, piensan en el feto (que también está rodeado de líquido) y se sienten ligadas a él.
9. Una alimentación saludable. Comer bien es muy fácil y no tiene por qué complicar la compra. Sobran tablas y balanzas. Basta con tomar, al menos una vez al día, un plato de verdura (cocida o cruda) y de fruta, más un pescado, algo de carne o legumbres. O más fácil aún: podemos dejar que nuestros ojos elijan la composición del menú guiados por el color de los alimentos. Cada día tomaremos por lo menos uno de cada color (rojo, verde, blanco, amarillo y marrón) de frutas, verduras y hortalizas saludables. Cuanta más variedad (que no cantidad) haya en la dieta, mucho mejor.