Los tres primeros años de vida del niño son fundamentales tanto en el crecimiento físico como en el desarrollo cerebral. La ganancia de talla, peso y volumen cerebral es la más rápida de toda la infancia. Por tanto, su alimentación en esta etapa debe estar adaptada a sus necesidades específicas y proporcionarle todos los nutrientes esenciales que necesita.
La leche constituye uno de los pilares fundamentales en la alimentación del niño en esta primera etapa, y los expertos en nutrición infantil recomiendan que su consumo no sea inferior a los 500 ml diarios durante este periodo. Pero la leche de vaca presenta una serie de deficiencias que hacen que no sea nutricionalmente equilibrada para los niños pequeños.
Las leches de crecimiento han sido formuladas para cubrir las deficiencias de este alimento clave en la dieta del niño y llegar a cumplir mejor las necesidades del pequeño en esta etapa tan importante.
Las leches de crecimiento destacan por cuatro principales ventajas frente a la leche de vaca. En Bebé Feliz os contamos cuáles son:
Grasas mejor adaptadas
La leche de vaca tiene exceso de grasas saturadas que no convienen al niño porque se relacionan con unos niveles elevados de colesterol. Sin embargo, en las leches de crecimiento se sustituye totalmente la grasa láctica por aceites vegetales, que son ricos en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, con lo que se adaptan mejor a las necesidades del niño.
Por otro lado, la leche de vaca es pobre en ácidos esenciales, un tipo de grasas que el organismo no puede sintetizar y deben ser aportadas a la alimentación. Estos ácidos son especialmente importantes para el desarrollo cerebral de los niños pequeños. Por ello las leches de crecimiento están enriquecidas en ácidos grasos esenciales.
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