Otra de las técnicas más habituales que se practican para conseguir que finalmente una pareja (con problemas para conseguir el embarazo) pueda disfrutar de la paternidad, es la inseminación artificial.
Se puede hablar de dos tipos de inseminación artificial (hay más pero estos son los más frecuentes):
– Inseminación artificial intrauterina se realiza introduciendo el semen de la pareja o de un donante, previamente tratado, directamente en el útero de la mujer, utilizando para ello un catéter. Aunque de primeras pueda asustar, esta técnica es un poco molesta pero no es dolorosa.
– Inseminación artificial intravaginal. En este caso el semen eyaculado se depositará directamente en el fondo de la vagina de la mujer utilizando para ello una jeringa. Esta opción se utiliza principalmente en casos como problemas del hombre a la hora de eyacular, disfunción eréctil u otro tipo de problema similar… en definitiva, en aquellos casos en los que en la pareja haya algún tipo de dificultad de carácter sexual.
Al ser un método tan sencillo, algunas parejas decidirán hacerlo ellos mismo y esto es posible, pero siempre es recomendable consultar con un especialista que les oriente antes de proceder a realizarlo. Los pasos a seguir (volvemos a hacer hincapié en no hacerlo a ciegas y consultar antes con el médico) son:
- Utilizar una jeringa siempre esterilizada.
- Se depositará el semen dentro de la jeringa.
- Se introducirá la jeringa dentro de la vagina.
- Se hará presión ligera en la jeringa para introducir el semen poco a poco al principio y se irá aumentando la fuerza después.
Como se puede comprobar la inseminación artificial intravaginal además de ser un método sencillo será también el más económico, pero, como ya decíamos, será útil para casos muy puntuales.
Foto obtenida de: Neoginfer.