En una sociedad cada vez más visual, que nuestros hijos se apasionen por la lectura es todo un reto que no debemos abandonar nunca. Y es que son muchas las ventajas que supone este hábito: despertar su curiosidad, ampliar su vocabulario, activar su imaginación, adquirir conocimientos, fomentar su empatía…
Lo más importante es ofrecerle libros que se adapten a su edad e intereses: divertidos, enigmáticos, curiosos y que se diferencien de los que les indican que deben leer en el colegio. Solo así se creará una afición y un gusto por la lectura, como un placer y no como algo aburrido o una obligación.
¿Por qué no leen?
Niños y jóvenes presentan, hoy en día, una marcada resistencia a la lectura. La causa la podemos encontrar en:
- La utilización incontrolada, desde muy tempranas edades, de la televisión, de los juegos de pantalla y más tarde, el abuso del ordenador. Hay que saber integrar todas estas novedades en la educación del niño, haciéndolas compatibles con el amor al libro y la afición a la lectura.
- La falta de ejemplo de los que rodean al niño. En una familia que no se lee, en un hogar donde no hay libros, va a ser más difícil desarrollar el hábito de la lectura. El niño tiene una gran capacidad de imitación (hace lo que ve) y necesita, además, que se le facilite lo que queramos que haga (dejar a su alcance libros atractivos y adecuados para su edad).
- Dificultades en la lecto-escritura como la dislexia o la dislasia. Estos problemas pueden dificultar la comprensión del lenguaje escrito y por tanto la capacidad de leer y sobre todo, de disfrutar con lo leído. El pediatra será fundamental para detectar cualquier tipo de problema.
¿Qué aportan los cuentos infantiles al desarrollo de los niños?
- Imaginación: cuando el niño está escuchando un cuento, no ve las imágenes. Ha de imaginar a partir de las palabras que oye.
- Seguridad: la mayoría de los cuentos ofrecen soluciones a los conflictos. Siempre existe un final feliz. Esto proporciona seguridad al niño para aquellas situaciones que se le van a ir presentando a lo largo de su vida. Situaciones que en la mayoría de las veces son nuevas para ellos, desconocidas y que les crean inseguridad.
- Vencer miedos internos: los cuentos le ayudan a que pueda expresar sus sentimientos y emociones a través de los distintos personajes que van apareciendo a lo largo de la historia. Al identificarse con cada uno de ellos conseguiremos que experimente sentimientos muy diferentes: amor, valentía, justicia, etcétera.
- Relaciones interpersonales: hay que contar y no leer. Al contrario, intervenimos como narradores y los niños como oyentes. Ambos participan de la historia y se crea entre ellos el vínculo padres-hijos. Así, podremos ver cuales son las reacciones y actitudes del niño frente a situaciones que presenta el cuento. Se les puede enseñar temas que le ayudarán a entender su entorno y comprenderse a sí mismos.
Reglas de oro para fomentar la lectura
- Aprendizaje precoz: a partir de los tres años es perfectamente factible iniciar la enseñanza de la lectura. Cuanto antes sepa leer el niño más va a apreciar la lectura y más fácil y fluido va a ser su rendimiento escolar.
- Ejemplo familiar: ver leer a los que le rodean y más quiere -como sus padres y hermanos- va a ser argumento definitivo para su afición a la lectura.
- Leerle en voz alta: incluso antes de que el niño pueda leer solo. Comienza, así, a comprender el mensaje contenido en cada libro, a estimular su atención y a disfrutar con lo que se le está leyendo.
- Contarle cuentos e historias: con habilidad y paciencia habrá que saber contar, cada día o cada noche al acostarle, un cuento o historieta diferente. El niño lo va a apreciar mucho y va a enriquecer su vocabulario y su imaginación, además de estrechar lazos afectivos con el narrador. Querrá, más tarde, encontrar en la lectura de un libro la continuación de tanta aventura.
- Acompañarle en la lectura: durante períodos de no más de 10 minutos (también es recomendable que el pequeño aprenda a leer solo) será muy reconfortante para el niño el compartir la lectura de una página con un adulto -un párrafo cada uno-. Se va a sentir acompañado, cómodo, aclarando cualquier duda y lo más importante, estimulado a continuar leyendo.
- Compartir nuestra experiencia lectora con el niño: haciéndole partícipe de la satisfacción que nos produce la lectura de algún pasaje del libro que estemos leyendo. Le estamos demostrando que leer es divertido y apasionante.
- Respetar sus derechos como lector: debemos dejarle que elija el libro que le gusta (siempre supervisado por los padres para evitar que caigan en sus manos libros no aptos para su edad) y que lea de la forma en la que se sienta más cómodo (en su cuarto, en voz alta, etcétera).
- Desarrollar su curiosidad por los libros: acompañándole a visitar librerías o exposiciones de libros y revistas que estimulen su interés. El mejor regalo: un libro.
- Suscribirle a revistas infantiles y juveniles: las va a recibir con emoción y supondrán un gran estímulo para su pronta lectura.
- Enseñarle a redactar cartas: si el niño aprende a escribir correctamente cartas a sus amigos o pequeñas narraciones, está contribuyendo, de esta manera, a perfeccionar su afán por la lectura y desarrollando su capacidad y esfuerzo con la escritura. Así, estamos asegurando que tenga un futuro y brillante rendimiento escolar.
Los libros son compañeros que ayudan a nuestros niños a conocer el mundo que les rodea, a desarrollar su imaginación y a favorecer el aprendizaje. No dejemos que los avances multimedia les vicien y fomentemos en ellos el amor por la lectura. ¡No se arrepentirán!
Fotos | ThomasLife; Travis Seitler; sean dreilinger
[…] no aprendan a leer hasta tercero de Educación Infantil, los cuentos les gustan desde que nacen y por esa razón podemos llevarles a la biblioteca desde muy pequeñitos. No está demostrado cuál […]