El índice de obesidad infantil en España roza el 20 por ciento. Por eso, cualquier precaución que llevemos a cabo en pro de frenar su aumento, es más que bienvenida.
Junto al sedentarismo, el empeoramiento de dieta de nuestros niños supone el principal motivo del incremento del sobrepeso. Y dentro de la alimentación, no nos podemos olvidar de las bebidas: todas las calorías cuentan.
El agua tiene que ser la bebida por excelencia, sobre todo entre los más pequeños; pero es innegable la preferencia de los niños y jóvenes por los refrescos (que tienen un sabor dulce y atractivo para ellos). Por eso, en el mercado existen una serie de productos de este tipo bajos en calorías (entre 0,2 y 4 kilocalorías/100 mililitros, según los casos) o sin calorías. Son la alternativa a las bebidas refrescantes con azúcar, que contienen otro tipo de edulcorantes como el aspartamo o el ciclamato.
De las bebidas light a las cero
En general se considera que una bebida es “light” si en ella se ha disminuido de forma significativa las calorías que aportan. Así, este tipo de productos poseen un 99 por ciento de agua y cuentan con contenidos energéticos muy bajos (menos de 5 kilocalorías/100 mililitros). Eso se consigue sustituyendo el azúcar común o sacarosa por edulcorantes sin calorías, que también les aportan un sabor dulce.
Por su parte, el concepto “cero” aplicado a las bebidas surgió para designar también a bebidas con menos calorías o, en el caso del azúcar, menos de 0,5 gramos/100 mililitros. Tienen las mismas propiedades nutricionales que las bebidas light, pero hacen alusión a un sabor más “auténtico”, más semejante al refresco normal con azúcar. Esto se debe a que los edulcorantes se añaden en proporciones distintas.
Para casos específicos
El empleo de estas bebidas puede resultar de gran utilidad en personas con sobrepeso y obesidad, ya que no aportan calorías extra a la alimentación; siempre y cuando que su consumo no desplace al de otros alimentos esenciales como los lácteos o la fruta. En el caso de los diabéticos también son una buena opción para no desajustar la ingesta global de carbohidratos a lo largo del día.
Teniendo en mente que no podemos dejar beber a nuestros pequeños refrescos, con azúcar o sin ella, queda claro que debemos decantarnos por los light o cero para que aporten el mínimo de calorías posibles a la dieta. Un par de refrescos en verano al día, o si salimos a tomar algo con los niños a la calle, o en algún cumpleaños… pero olvidémonos de crear la rutina de servir refrescos con cada comida o cada vez que el niño tenga sed. El agua, como ya he dicho, debe ser la bebida por excelencia.
Fotos | Roadsidepictures; Octavio Solórzano; Jaime Santoyo
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