El número de mujeres que padecen cáncer durante el embarazo se ha visto disparado durante los últimos años. Hasta ahora la incidencia del cáncer entre las embarazadas era muy baja, debido sobre todo a que la edad en que las mujeres quedaban habitualmente embarazadas era temprana y durante la juventud es más difícil desarrollar enfermedades asociadas a este tipo de tumores.
Sin embargo dos factores han influido en que las cifras de cáncer en embarazadas haya aumentado. Por un lado tenemos que la edad en que la incidencia de tumores empieza a ser mayor se sitúa en torno a los 30-35 años. Por otro lado, la mujer empieza a retrasar su edad de maternidad, lo que ha hecho coincidir la cifra anterior con la nueva edad de la mujer para ser mamá y que ronda entre los 35 y los 40 años.
El hecho de que la mujer esté desplazando su edad para tener hijos se debe, fundamentalmente, a causas laborales y a que la madre no desea renunciar a su realización al margen de la maternidad y, sin querer renunciar a ella, sí que la relega hasta sentir que ha conseguido mayor estabilidad personal.
Con esta decisión resulta lógico pensar que el índice de cáncer durante el embarazo haya aumentado significativamente. Sin embargo y aún así, las probabilidades de padecerlos no son tan elevadas y en el caso de que sufra algún tipo de cáncer durante la gestación, las posibilidades de curación son prácticamente las mismas que en mujeres no embarazadas.
Los datos que se manejan apuntan a que el cáncer más numeroso entre las embarazadas es el melanoma, seguido del cáncer de mama y el de cuello de útero.