Antes de que profundicemos en este tema, hay que decir que jamás deberemos comparar a un niño con otro. Es frecuente que esto se haga sobre todo cuando el bebé tiene hermanos mayores, por ello es fácil escuchar aquello de “cuando su hermana tenía su edad ya andaba, o ya hablaba”. Esto es un gran error, porque cada niño es diferente y tiene su propio ritmo de desarrollo, y de nada servirá hacer comparaciones.
Algo que hará que en el niño se acelere ese proceso es la estimulación por parte de su entorno, ya que de esta forma se llegará antes a su punto más alto. Detalles como darle el pecho, jugar, y hablarle, son algunos de los factores con los que se conseguirá una mayor estimulación, pero ¡ojo! no por ello el niño va a llegar a ser más listo o menos, simplemente que podrán alcanzar ese punto alto del que hablábamos antes. Por otro lado, la estimulación será gratificante por otro motivo, ya que se creará un vínculo afectivo entre los padres y el hijo que perdurará para siempre.
Lo que verdaderamente deberá preocupar a los padres por tanto en este tema, es lo que su pediatra les informe. Un niño que gradualmente hace sus revisiones y cuyas exploraciones son consideradas como normales, no debería ser la causa de la preocupación de sus padres. Si con 15 meses aún no anda, y el pediatra lo ve sano, es cuestión de tiempo que ya andará. Siempre hay que confiar en este especialista ya que es el que sabe los márgenes que tienen los niños para llegar a cada meta, y será tan solo él, el que esté capacitado para decir si el niño evoluciona correctamente, y no los padres o los abuelos que se basan en comparaciones con sus hermanos, primos o vecinos.