La lactancia materna, por tanto, se refiere cuando el bebé tan solo toma la leche de su madre. Esta forma de alimentación, no solo es la más recomendada, sino también la más natural y con la que se dará al bebé todos los nutrientes que necesita para su perfecto desarrollo. Esto lo hemos oído o leído habitualmente, pero… ¿por qué es así? Pues es sencillo, la leche materna tiene anticuerpos que protegerán al niño de posibles enfermedades y alergias, pero además, parece que está demostrado que también afecta al desarrollo intelectual del pequeño. Y demostrado también queda, que los niños que se han alimentado de esta forma son menos propensos de mayores a ser obesos, a tener asma, o a contraer enfermedades inmunitarias, entre otros problemas.
Hay que tener en cuenta, que la leche materna no se produce instantáneamente tras el parto (si ha sido por cesárea incluso puede tardar más), es decir, que la madre no tendrá la llamada “subida de leche” hasta las 48 o 72 horas. Pero esto no significa que no sea necesario dar el pecho al bebé, ya que el calostro (un líquido de color amarillento, los primeros días, que fluye del pezón con mayor o menor densidad) le bastará al niño ya que es rico en proteínas, calorías, o anticuerpos.
Para terminar, no podemos dejarnos atrás mencionar que el vínculo que se crea entre madre e hijo con este tipo de alimentación no tiene precio, coincidiendo la mayoría de las madres en que es algo totalmente satisfactorio que une a ambos… siendo algo que hay que probar, si se tiene la oportunidad, porque resulta complicado de explicar.
[…] el hijo no sean interrumpidos por otras cosas ajenas a lo que en ese momento realmente importa: la alimentación del pequeño. Ya sea tumbada o sentada, es importante que la madre adopte una postura cómoda […]