Algunas veces, que los niños no duerman bien no se debe a un problema de malos hábitos. Si presentan síntomas de costarle dormir, levantarse de noche, despertarse mal humor o que le tiemblen las piernas mientras duerme, es muy probable que padezca el síntoma de piernas inquietas.
El síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico que afecta a la calidad del sueño y produce molestias como pinchazos, hormigueos, inquietud y dolor en las piernas.
Las personas que padecen el síndrome tienen la necesidad irresistible de mover las piernas y les cuesta mucho permanecer quietas en el mismo sitio durante periodos largos de tiempo. Algunas veces no son capaces de describir las sensaciones que notan. Como esta enfermedad se manifiesta por la tarde y, sobre todo, por la noche, suele causar grandes dificultades para conciliar el sueño.
Cuando las molestias aparecen de madrugada, pueden llegar a despertar al niño durante la noche. Los síntomas de la enfermedad persisten cuando está dormido y se manifiestan en forma de ráfagas periódicas que se producen aproximadamente cada 20-40 segundos.
Mover las piernas, caminar, aplicar masajes o duchas con agua fría alivia estas molestias momentáneamente, pero no las elimina del todo.
Aunque por la mañana el dolor suele disminuir, la falta de sueño puede hacer que tu pequeño tenga malestar general y se sienta cansado, soñoliento o irritado durante toda la jornada.
Cuando se produce en los niños, el síndrome de piernas inquietas puede llegar a confundirse con hiperactividad y dolores de crecimiento. La falta de almacenamiento de hierro en el cerebro o la herencia genética pueden favorecer su aparición.
En caso de notar estos síntomas, es aconsejable acudir al pediatra para que dictamine el mejor tratamiento posible y el niño logre descansar de manera eficaz cada noche.