La rutina diaria de los pequeños también se ve modificada en muchos aspectos, por ejemplo en el tema de la siesta. Aunque muchos colegios mantienen esta costumbre en los grupos de 3 años, ya no es lo mismo que en la primera etapa. No siempre duermen en su clase (algunos colegios tienen espacios cercanos al comedor habilitados con colchonetas). Y si lo hacen es después de comer y jugar en el patio, y se trata solo de una cabezadita sobre la mesa o un cojín.
Otro cambio importante se da a la hora de la comida. Los niños del primer ciclo comen en su aula, con sus compañeros de clase y acompañados en todo momento por su educador. En cambio, a partir de ahora, comerán en el comedor escolar (generalmente en una zona aparte de los mayores y sin que coincidan sus horarios). Aunque siempre suele haber profesores por el comedor, ahora son los cuidadores los que se encargan de ellos durante el tiempo de la comida y en el patio, después de comer.
En este segundo ciclo, los padres ya no entregamos a los peques directamente al educador, como en el primer ciclo. Ya van solitos a su aula y luego les recogeremos en la puerta del centro (y no en su clase). Aunque eso no quita para que siga habiendo encuentros informales con su maestro, pero ya no son tan sistemáticos como en la escuela infantil, lo que reduce la información día a día.
Aunque la normativa establece que los métodos de trabajo en ambos ciclos se basarán en las experiencias, en la actividad infantil y en el juego, en la práctica la metodología varía mucho de un ciclo a otro. En los grupos de 3 a 6 años, si bien la actividad lúdica siempre está presente, lo cierto es que tienen ya muchas tareas de mesa, pasan bastante tiempo sentados, hacen fichas y aparecen los libros de texto.
También cambian los contenidos. Se inician en el importante aprendizaje de la lectura y la escritura, en habilidades numéricas básicas, en informática y en expresión plástica y musical. Asimismo, empieza una aproximación al uso oral de una segunda lengua.
Durante los primeros niveles de esta nueva etapa, y debido a lo pequeños que aún son los alumnos, la organización de la jornada escolar se realiza en función de la satisfacción de las necesidades biológicas de los niños. Poco a poco, estos ritmos se irán adaptando a otras necesidades de carácter más social. La jornada para el segundo ciclo es ya la típica jornada escolar, siendo preceptivo que las actividades se desarrollen a lo largo de, al menos, 25 horas semanales.
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