La vida se compone de diferentes etapas, sin embargo, la infancia tiene más importancia de la que parece a simple vista. De hecho, muchos problemas de la etapa adulta tienen su raíz en problemas vividos en los primeros años de vida. No hace falta pensar en problemas o traumas graves, a veces, se trata sencillamente, de carencias afectivas. Así sucede por ejemplo en el caso de aquellos niños que fueron educados en un ambiente emocional muy rígido, sencillamente, porque durante mucho tiempo, algunas personas fueron educadas en la idea de que mostrar cariño era un signo de debilidad.
La infancia es un periodo de la vida que debe de ser vivido de una forma intensa y feliz. Es decir, los niños necesitan una protección importante y crecer en un hogar estable sin sombra de miedo. Educar a un niño feliz también implica establecer unas normas de conducta. Javier Urra ha explicado en más de una ocasión, que la sociedad de la abundancia está creando a niños con poca tolerancia a la frustración, sencillamente, porque muchos peques están acostumbrados a tenerlo todo de forma rápida y sin esfuerzo. Es bueno decir “no” con firmeza, poner límites a los deseos infantiles. Los padres deben ayudar a los niños a crecer en el camino del bien y de la esperanza, es decir, los peques necesitan un referente.
A veces, algunos niños también pueden necesitar de la ayuda de un psicólogo en algún momento de su niñez porque también existen problemas graves como el acoso escolar o la marginación social en esta etapa de la vida. Incluso, existen casos de estrés infantil porque a veces, los niños también están sometidos a un exceso de responsabilidades en su día a día (colegio, clases particulares, deportes).
Imagen: Servicios Sociales Cadreita