No sé hasta qué punto es positivo observar que en la sociedad actual, el ser humano se enfrenta a una variedad de síndromes que prácticamente no tienen fin: de hecho, durante estas fechas muchas personas padecen el síndrome posvacacional. La línea que separa la filosofía de la psicología es muy pequeña. En este sentido, creo como Doctora en filosofía especializada en el ámbito emocional, que simplemente, es bueno entender que las emociones (de todo tipo) forman parte de la vida. Si nos acostumbramos a hablar de síndrome para definir también la tristeza del domingo por la tarde, por ejemplo, entonces, no nos relacionaremos con el mundo emocional de una forma natural
Sin embargo, sí existen algunos casos en los que de forma excelente se habla de síndrome. Este es el caso, por ejemplo, del síndrome de alienación parental. Se trata de la situación que atraviesan aquellos niños cuyos padres se han separado y lejos de toda cordialidad, utilizan al niño como moneda de cambio para sus luchas y rivalidades internas.
Sin duda, merece la pena entender que un niño nunca, jamás, debe sufrir las consecuencias de un desamor. Por ello, más allá del dolor y el resentimiento con el que se puede vivir una separación, se debe tener la madurez necesaria para dialogar y actuar de la mejor forma posible por el bien del niño que tiene que hacer frente a muchos cambios.
Nunca un padre debe hablarle mal al niño de su madre (ni a la inversa). Actuar de la forma inadecuada puede producir graves consecuencias en la autoestima infantil y también en su felicidad. Por ello, los niños merecen vivir en armonía más allá de cuál sea la situación que afecta a los adultos. Sé que a veces, es fácil hacerlo en teoría y muy difícil en la práctica. Pero existen parejas rotas que logran este objetivo, por ello, debes tomar ese modelo de conducta y no el contrario.
Imagen: Alerta Digital
[…] un ejemplo para tu hijo. Evita criticar a otras personas en su presencia. Enséñale a ver que cada persona tiene algo bueno y que la verdadera belleza no […]