Hasta hace no muchos años, ir al psicólogo o al psiquiatra daba sensación de extrañeza, sin embargo, en la actualidad, cada vez es más frecuente que una persona necesite ayuda emocional en algún momento de su vida. En este sentido, no hay límites, es decir, los niños también sufren y sienten emociones de todo tipo. Entre ellas, la tristeza, el dolor y el sufrimiento. Además, los niños suelen tardar mucho tiempo en exteriorizar sus problemas. Por ejemplo, pueden sufrir algún tipo de conflicto en el colegio y sin embargo, no lo exterioricen por vergüenza. La realidad es que ciertos conflictos terminan minando la autoestima del niño que arrastra complejo de inferioridad y sufrimiento.
¿Cómo detectar la depresión infantil? En general, observando al niño. Analizando si es un niño feliz que sonríe o es un pequeño que llora con frecuencia, tiene gesto serio y evita el contacto de las relaciones sociales y los planes con otros amigos.
Por otra parte, también puede que se produzca un cambio radical en el niño en cuestión de poco tiempo. De ser un niño dulce, puede tornarse agresivo (el dolor produce rabia). También puede suceder que tras haber sido un niño que ha ido muy bien en los estudios, de pronto, empeore sus notas. La realidad es que cuando un niño tiene un problema no puede dejar de pensar en aquello que le preocupa, por ello, no se concentra delante de los libros.
El diálogo entre padres y profesores es esencial para poder hacer frente a una situación de dolor. Y especialmente, para saber cómo se comporta el niño en casa y cómo se comporta en el colegio. Sin duda, un psicólogo infantil puede ser una excelente opción en el momento en que el niño se encuentre mal.
Imagen: 1P Salud