Hoy por hoy, la varicela se puede prevenir con algo tan común como es una simple vacuna. Esta vacuna no se encuentra en el calendario de vacunación general (aunque hay algunas comunidades autónomas que sí la incluyen ya, como es el caso de Madrid o Navarra), por lo que serán los padres los que deberán estar atentos y decidir si se la van a administrar a los hijos, y en caso afirmativo, tendrán que ser ellos quienes las compren en la farmacia y pagar alrededor de 60 € por ella (será gratis en todo caso, para niños menos de 10 años, cuando se considere que corren algún riesgo).
Pese a poner a un niño la vacuna de la varicela, es posible que contraiga la enfermedad (la vacuna de la varicela tiene una efectividad del 90%,) a lo largo de su vida, sin embargo será mucho más leve que en cualquiera de los casos de niños que no se hayan vacunado previamente, y se manifestará con un menor número de lesiones, con fiebres más bajas, y por tanto la recuperación será más rápida.
En el caso de niños menores de 12 años, la vacuna se administrará una dosis alrededor de los 12 meses, y en el caso de niños mayores de 12 años, recibirán dos dosis (con un intervalos entre ambas de 4 a 8 semanas). Como efectos secundarios de esta vacuna, se podrían manifestarse fiebres, erupciones, cansancio, mareos, náuseas, y en la zona del pinchazo hinchazón y dolor. Y como en prácticamente cualquier vacuna, en esta también se podría dar consecuencias más graves como neumonía, convulsiones, o anafilaxia… todo ello es muy poco común, pero se podría dar el caso.
En el mercado de España se trabaja con dos vacunas contra la varicela: Varivax (recomendada para bebés) y Varilrix (más utilizada en adultos y adolescentes mayores de 13 años).