El juego es uno de los mejores recursos para tranquilizar al niño. El humor, la alegría y el positivismo pueden resultar las mejores armas contra el miedo. Así, además de jugar con los juguetes, podemos cantar con él o invertarnos una historia en la que sea el protagonista, y se muestre muy valiente; o bien un relato en el que se hable del médico de forma positiva. También pueden funcionar juegos en los que sus muñecos sean los que están malitos y él imite al doctor, para curarles.
De hecho, en este último juego se basan las iniciativas del ‘hospital de ositos’, que varios centros sanitarios (españoles y extranjeros) usan para que los niños le pierdan el miedo a la bata blanca. Ellos llevan su peluche a la clínica e interactuan con los médicos. Los profesionales les preguntan al niño, como si fuera el papá o la mamá, dónde le duele al osito o si ha dormido bien e incluso les hacen una radiografía o les vendan un brazo a los peluches. Además, los propios niños se llegan a disfrazar de médico y, auscultan, diagnostican u operan a sus muñecos.
Consejos para ayudar al niño cuando hay que llevarle al pediatra:
- No le engañes. Tienes que contarle la verdad, aunque a ser posible no le avises con demasiada anticipación. Puedes decírselo el día antes. Lo importante siempre es no sorprenderlo porque se sentirá traicionado.
- No le amenaces. Muchos padres utilizan el recurso de decirle al niño: “como no te portes bien va a venir el médico y te va a pinchar”. Esto hay que evitarlo siempre porque agravamos la situación.
- Déjale claro que estarás con él. Dile que mamá o papá le acompañarán en todo momento. El dolor no lo vamos a poder evitar, pero sí compensarlo un poco con nuestro cariño.
- Permanece tranquilo. El niño puede sentir también tu miedo o inquietud ante la visita al médico. Si a ti te dan miedo las agujas o te vas a poner nervioso con lo que le hagan a tu hijo, mejor recurre a otra persona para que lo acompañe.
- Dale juguetes. Elige su peluche o juguete favorito para que lo lleve con él todo el rato. Le dará seguridad.
- Resalta lo positivo del pediatra. Le debes dejar claro que el médico le curará y que gracias a él ya no le dolerá la tripita, o que le mirará la garganta con una sorprendente lucecita y que al acabar le dará una piruleta, por ejemplo. Es bueno que el niño conozca al pediatra por su nombre de pila, para que le resulte más familiar y ‘amigable’.
- Háblale continuamente. Mientras el médico le esté reconociendo, háblale, tócale, acaríciale y distráele, en la medida de lo posible. Además, en cuanto puedas, sin molestar al médico, cógele.
- Destaca su buen comportamiento. Coméntale lo bien que se ha portado, ya que eso le ayudará a aplicarlo la próxima vez. En cambio, si llora o se enfada, procura no regañarle, es bueno que se desahogue.
Imagen: drgarcia-tornel