Un juguete para un niño puede llegar a ser un gran compañero y amigo, no necesariamente tienen que ser sofisticados, ni lo último que ha salido en el mercado, ni mucho menos el más caro de la tienda. Es más, a muchos padres se les escucha decir más de una vez eso de “tiene mil juguetes guardados y mi hijo se entretiene más con cualquier otra cosa”. Al final, una simple caja puede llegar a ser una nave espacial, una cuna para las muñecas, un súper coche… y es que si algo no les falta a los niños es imaginación, y hay que dejarles crear ese mundo de fantasía, ya que es una forma de que aprendan a enfrentarse a lo que tienen que vivir en el día a día.
Un simple peluche podrá crecer con ellos, convirtiéndose no solo en un elemento más en sus juegos, sino también le ofrecerá consuelo cuando esté triste, le ayudará a afrontar el miedo por las noches, tendrá catarro como el niño e irán al médico juntos, será con el único con el que comparta sus mayores secretos… en fin, que será un amigo que le acompañará a lo largo de ese gran viaje que es el crecimiento durante los primeros años.
Hay quienes mantienen la teoría de que la personalidad que va a tener el niño en el futuro es moldeada por algo tan simple como es jugar, por tanto, demósle a este tema la importancia que tiene y ayudemos a los más pequeños de la casa a llevar a cabo esas fantasías, o mejor aún, formemos parte de ellas siempre que podamos. Esto no quiere decir que constantemente los padres tengan que estar encima de ellos, al contrario, los niños deben aprender a jugar solos y ser ellos los que inventen sus juegos, y los padres participarán en ellas cuando les reclamen, o cuando lo consideren más oportuno.
[…] los que prefieren quedarse en casa en compañía de la consola o la televisión, antes que salir a jugar al escondite a la calle con otros […]