No siempre es fácil que un profesor se de cuenta de que uno de sus alumnos es un niño superdotado. En muchas ocasiones, estos niños al sentirse diferentes intentan que su don no llame la atención, llegando incluso a dar la impresión de que son niños con un potencial intelectual bajo.
En esos momentos es importante el papel que desempeñe el profesor, ya que su actitud favorecerá que el niño se “relaje” y pueda mostrarse tal y como es. Esa actitud debe ser positiva, y deben hacerle ver al niño superdotado que su cualidad no es problema. Esto es un tema que les tocará tratar con bastante mano izquierda, ya que al mismo tiempo que refuerzan la confianza en el superdotado para que se abran y den rienda suelta a su don, también deberán intentar hacerlo de manera que sus compañeros no se sientan inferiores intelectualmente y se provoque el rechazo.
También es un tema delicado cuando llega el momento de decidir si un niño superdotado avanza cursos para estar con niños de mayor edad. Esto es una medida, que intelectualmente les gratificará ya que el nivel de aprendizaje se adaptará a sus necesidades. El problema está en otro tipo de adaptación, que obviamente es la social. Esto último es algo que no se puede pronosticar, ya que hay niños que se encuentran incluso mejor con niños de mayor edad, en cuyo caso el salto de curso resultará un éxito, y en cambio a otros les resulta muy complicada la convivencia con niños mayores, siendo la decisión un fracaso. Por tanto, este tema es conveniente que se hable entre padres y profesores (que son los que conocen al niño en los diferentes sectores), ya que dependiendo de cada niño será recomendable o no hacer esto.