Respetar los horarios de las comidas y hacer un adecuado fraccionamiento de la alimentación a lo largo del día resulta fundamental para aportar todos los nutrientes que nuestros niños necesitan para un adecuado crecimiento y desarrollo. Sin embargo, tan importante como que los niños coman es realizar una correcta selección de los alimentos para garantizar la variedad y la calidad, sin olvidar el placer.
Descubramos todas las claves de la merienda y cómo realizar la mejor elección.
En primer lugar, la merienda es importante porque permite mantener los niveles de energía entre las comidas y, de este modo, que el niño pueda realizar a pleno rendimiento todas las actividades de la tarde; ya sea practicar deporte, hacer los deberes o simplemente jugar.
Además, esta comida facilita que podamos completar las raciones diarias de fruta, lácteos y cereales, y lo ideal es que esté planificada correctamente para complementar las carencias de otras comidas.
La merienda debe aportar aproximadamente un 10 % de las kilocalorías totales que se deben ingerir al día. Teniendo en cuenta que un niño entre los dos y cinco años requiere un total de 1.000 a 1.300 kilocalorías diarias, y entre los seis y los diez años, unas 1.500 a 1.700, la merienda no tendría que superar las 100-200 kilocalorías.
A pesar de esto, debe tenerse en cuenta el nivel de actividad y de gasto calórico. Por supuesto, no necesitarán las mismas kilocalorías un niño que no realiza actividades extraescolares que otro que practica fútbol y natación u otro que realiza piano y dibujo, por lo que es muy importante adaptar este aporte.
Imagen: vivirsalud