Para que los niños estén en plena forma deben seguir una alimentación equilibrada, practicar ejercicio físico de forma regular y, algo que no debemos olvidar nunca, estar bien hidratados.
El agua es el compuesto más abundante de nuestro organismo y un nutriente fundamental para niños y mayores. Concretamente los niños, al estar en fase de crecimiento y tener un mayor desgaste físico, necesitan ingerir más líquidos. Por eso resulta esencial vigilar que los pequeños de la casa beben lo suficiente.
Jugar en el recreo, practicar deporte, correr y saltar en el parque… Los niños no paran, parece que no se les vaya a acabar la energía nunca. La consecuencia es que el cuerpo se ayuda de la transpiración y de la evaporación del sudor para eliminar el calor producido. Sin embargo, esto conlleva una pérdida de agua y minerales. Por lo tanto es fundamental ofrecer a menudo líquidos a los niños, no sólo durante el esfuerzo, sino antes y, sobre todo, después.
Para quitar la sed a los niños y ayudarles a reponerse de tanta actividad, además del agua, podemos ofrecerles otras bebidas porque, cuanto mayor sea la variedad de sabores, menos les costará a los pequeños mantenerse correctamente hidratados.
Algunas opciones adecuadas son:
- Bebidas con sales minerales: resultan una opción acertada porque la actividad física conlleva una gran pérdida de dichas sales, indispensables para el buen funcionamiento del organismo, que no es capaz de producirlas por sí mismo.
- Zumos de frutas sin azúcar: además de hidratar, su contenido en fructosa aporta energía.
- Lácteos: calman la sed y son la primera fuente de calcio.
- Caldos, sopas, infusiones, etcétera.
El niño debe beber aunque no tenga sed, para poder mantener un correcto equilibrio frente al líquido que sale de su cuerpo. No te olvides de incluir siempre una botella de agua en la mochila de los niños.
Imagen: lulalola