La cefalea crónica es la que, independientemente de cómo se incia, pude durar, como mínimo, entre dos y cuatro semanas. Es menos frecuente que la aguda y a menudo se distinguen dos grupos. Por un lado, el de las cefaleas que no progresan en intensidad. En ellas, el niño siempre tiene el mismo dolor y no va aumentando conforme avanza el tiempo. Entre ellas están, por ejemplo, las que se producen en relación con defectos de la visión. También aquellas producidas por procesos febriles relacionadas con infecciones que no han sido detectadas y que, por lo tanto, se prolongan en el tiempo. Otras pueden estar relacionadas con procesos psicológicos, como por ejemplo, un cuadro de depresión infantil.
El segundo grupo son aquellas en las que el dolor de cabeza, por lo contrario, va en aumento con el paso del tiempo. Estas son menos frecuentes en los niños, y generalmente suelen deberse a un proceso, en la cabeza o en el sistema nervioso, que produce un dolor que aumenta progresivamente. Algunas de las causas que pueden producirlas son las infecciones del sistema nervioso central, oculares o incluso dentales. Como es lógico suponer, generalmente son más graves.
¿Que podemos hacer? En este caso, es muy importante constatar cómo van evolucionando en relación al tiempo, que eso puede determinar la actitud a tomar, por parte del pediatra. Por lo general, las cefaleas que van aumentando en intensidad conforme avanza el tiempo, suelen requerir esudios mas detallados y urgentes, pues pueden deberse a procesos más severos.
Sin embargo, la evaluación siempre corresponde al profesional, al que sigue siendo esencial aportar el máximo número de datos posibles, en el momento de acudir a la consulta.
Para tratar el cuadro de dolor es habitual recomendar el reposo y diferentes analgésicos. Sin embargo, en los cuadros crónicos es fundamental tratar la causa que está originando el dolor. Así, en los procesos relacionados con infecciones u otros problemas de la cabeza o el sistema nervioso, es necesario el tratamiento de éstos. En los casos en los que existe un problema psicológico, es importante la participación de psicólogo o incluso psiquiatra, si es necesario.
Imagen: sal-bien