Para los adultos resulta importante aprender a relajarse en los momentos de tensión o simplemente al final de un duro día. En el caso de los niños será igual de conveniente, especialmente cuando están muy excitados, o para cambiar el ritmo del día, como por ejemplo cuando va a llegar a la noche y queremos que comiencen a bajar ese estado en el que lo primordial para ellos es jugar.
Conseguir que los pequeños realicen ejercicios de relajación, les beneficiará enormemente, ya que factores como la ansiedad o incluso el estrés (cosa que no es algo único de los adultos) desaparezcan, y además les ayudará a tener una mayor confianza en ellos.
Decirles que paren y que se relajen, lo verán como una orden que no les agradará demasiado, por lo que para conseguirlo es posible que, sobre todo si el niño se niega a dejar de hacer lo que está haciendo, se cree un conflicto en casa. Por ello, podemos hacer esta operación sutilmente, y orientarla como si fuera un juego, de esta manera los niños lo considerarán como algo divertido.
Hay que tener presente la edad del niño, ya que no será lo mismo trabajar con un bebé que con otros más mayorcitos. En esta ocasión nos centraremos en niños de alrededor de los 5 años o más.
Primeramente, cuando se vaya acercando la hora de ir a dormir, le pedimos a los niños que recojan lo juguetes (si dejamos esta operación para después, los resultados podrían no ser los mismos, ya que el niño al estar en contacto nuevamente con esos juguetes querrá volver a ponerse a jugar). Como no les sentará muy bien esta noticia, les avisamos que cuando lo hagan papá o mamá va a jugar con ellos, y como pasar tiempo con los padres es algo que les encanta, la gran mayoría recogerá sin mayores problemas.
Una vez hayan hecho lo que les hemos pedido, podremos proceder a los juegos de relación, que los padres podrán practicar al mismo tiempo con ellos, por lo que todos saldrán beneficiados.