En la mayoría de las lesiones, las reacciones cutáneas causadas por ciertos medicamentos, sobre todo en el caso de los antibióticos, se caracterizan por la aparición de un exantema (enrojecimiento cutáneo) de forma variable y presentación muy diversa, que surge tras las dos primeras semanas del inicio del tratamiento. El síntoma más frecuente es el picor, y en algunos casos se puede acompañar de febrícula o fiebre no elevada.
Generalmente, el curso de estas reacciones es benigno y el exantema desaparece en unos días tras la supresión del medicamento. Sin embargo, en otras ocasiones, puede presentarse como un exantema grave, ante el que los padres tienen que estar muy atentos, por la posibilidad de que aparezcan signos de alarma que se asocian a él.
Si aparece un exantema y los padres sospecháis que puede tener relación con alguna medicación que se le esté administrando al niño, lo primero que tendréis que hacer es, evidentemente, interrumpir esa medicación. Seguidamente deberéis acudir al pediatra y aportarle la máxima información posible acerca de cuándo y cómo se ha presentado el exantema. El profesional, tras la valoración del pequeño, decidirá:
- En casos leves, un tratamiento sintomático. Si hay picor intenso se debe iniciar un tratamiento con antihistamínicos orales (que puede producir sueño), que suelen dar muy buenos resultados; y, en ocasiones, corticoides por vía oral.
- Si el niño presentara algún signo de alarma asociado se le derivará a un centro sanitario donde se podrá realizar una vigilancia estrecha y se hará una valoración de un tratamiento de soporte específico, en función del tipo de reacción.
Posteriormente, el pediatra valorará si es conveniente realizar un estudio alergológico, porque lo que puede suceder es que el pequeño le tenga alergia a ese medicamento. En ese caso, el especialista (alergólogo) realizará una historia clínica detallada y decidirá si se efectúan estudios complementarios, tales como pruebas cutáneas, inmunológicas y de provocación.
Imagen: babycenter