El cambio de hora implica hacer frente a nuevas rutinas. Las largas horas de luz solar se convierten en las protagonistas de la rutina frente al frío invernal. Sin embargo, este cambio drástico que supone dejar atrás la época de nieve para dar la bienvenida al clima primaveral, también afecta mucho a los niños. Ten en cuenta que el día en que cambian la hora, el bebé tiene una hora menos de sueño. Aunque está claro que la puede recuperar al dormir un poco más por la mañana.
Del mismo modo, también notará dicho cambio en las horas de las comidas. Este año, el cambio de hora se efectuará en la madrugada del sábado de ese fin de semana. A partir de ese momento, conviene tener paciencia y respetar los ritmos del niño. A lo largo de estos días, puedes ir efectuando algunos cambios poco a poco, para que el niño se vaya acostumbrando y note lo menos posible, el cambio de hora de primavera.
Los niños son los que más sufren este cambio de hora. De este modo, también pueden sufrir cambios de humor, tener más sueño y cansancio. Por suerte, en un máximo de una semana el bebé está totalmente adaptado a su nueva rutina. Por otra parte, ya que el día es más largo en primavera conviene aprovecharlo mejor y disfrutarlo más. Es decir, es buen momento para dar muchos paseos con el niño por la ciudad. Aprovechar para conocer nuevos rincones, parques y paisajes.
El cambio de hora es un reto a realizar en familia ya que los adultos también notan los cambios. Y pueden experimentar más estrés y ansiedad al acudir al trabajo. Feliz primavera.
Imagen: 20 Minutos