El cólico del lactante es un trastorno propio del lactante menor de cuatro meses que se manifiesta en forma de llanto inconsolable durante horas, normalmente por la tarde o noche, y que se acompaña de movimientos de flexión de piernas sobre el abdomen y, en ocasiones, enrojecimiento facial. Los episodios de llanto se inician sin causa aparente y ceden también de manera espontánea. Estas crisis de llanto duran más de tres horas y aparecen más de tres días cada semana. El lactante no presenta ningún signo de enfermedad, y crece y se desarrolla con normalidad, en cambio, puede tener el abdomen abultado, posiblemente por el aire tragado durante el llanto.
Aunque no se ha probado que este llanto se deba a un proceso digestivo, se asume que es así por los síntomas que lo acompañan.
No se conoce la causa exacta por la cual se producen, pero se ha achacado a un exceso de gas intestinal y a un aumento de los movimientos del intestino consecuentemente, quizás por alguna particularidad de la edad.
Para solucionar los cólicos no se aconseja dar medicación y será siempre el pediatra quien la prescriba, si lo cree necesario.
En cambio, la administración de bacterias como el Lactobacillus reuteri para modificar la flora ejerce resultados prometedores en los niños que padecen cólicos.
En algún caso, también se ha demostrado que la inquietud y el llanto del lactante se deben a la alergia a la leche de vaca, cuyos componentes alergizantes pueden eliminarse a través de la leche materna. También los niños amamantados al pecho pueden padecer esta alergia.
Para algunos pediatras el cólico del lactante también es el resultado de una alteración en la relación padres-hijo por una inadecuada respuesta de éstos a las demandas del niño. Hay investigadores que consideran que estas crisis de llanto exagerado son debidas a la hipersensibilidad del pequeño e incluso podrían ser una variante del llanto normal. Hay experiencia demostrada de que los niños que están en instituciones de acogida no tienen cólicos, posiblemente, porque no pueden obtener respuesta a su llanto de forma inmediata. Y tampoco lo presentan los niños que pasan muchas horas en contacto estrecho con sus madres, quizás porque no necesitan llamar la atención de su cuidadora, pero, todo esto, es una hipótesis más.
Sea como sea, en todo momento debemos consultar al pediatra si observamos a nuestro hijo y creemos que puede estar sufriendo cólicos del lactante, para descartar alguna enfermedad.
Soluciones a tu alcance: los cólicos se resuelven con la edad y no se consideran una enfermedad, pero son una situación que genera mucha angustia familiar y muchas consultas al pediatra. Algunas leches artificiales, que incorporan bacterias Lactobacillus reuteri en su formulación, pueden ayudar a combatir los cólicos. Evitar la sobreestimulación del bebé y atender a sus demandas (sueño, hambre, frío, atención…) es recomendable para mejorar los síntomas.
Imagen: blogdealimentacioninfantil