Entre las mayores preocupaciones de los padres en los primeros años de vida de sus hijos se encuentran el sueño y la alimentación; ambos están íntimamente relacionados. Aunque existen muchas causas que pueden originar alteraciones del sueño, el tipo de alimentación diaria influye notablemente en la calidad de las horas de sueño.
Por ello, hay que conocer la composición de los alimentos que pueden ser la raíz de la solución de muchos trastornos del sueño. Si tu hijo tiene insomnio, no duerme bien o no descansa lo suficiente, pon atención.
Mientras dormimos, el organismo sintetiza algunas hormonas relacionadas con el ciclo del sueño y ciertos neurotransmisores, en especial la serotonina, que actúa en casi todas las funciones cerebrales: ritmos de sueño-vigilia, temperatura corporal, percepción del dolor, funciones cognitivas (contenido de nuestros pensamientos), afectividad, etcétera. Este proceso depende directamente de nutrientes específicos que se encuentran en los alimentos y actúan a nivel del sistema nervioso.
Los nutrientes que dificultan el sueño aumentan la síntesis de dopamina, adrenalina y noradrenalina, sustancias que estimulan el sistema nervioso. Por el contrario, aquellos que inducen el sueño aumentan la síntesis de maltonina y en especial, de serotonina, sustancias que generan sensación de relajación en el organismo.
Triptófano. Es un aminoácido, componente básico de las proteínas de nuestro organismo. Forma parte del grupo de aminoácidos esenciales, que no pueden ser fabricados por nuestras células y, por lo tanto, sólo podemos administrarlo a través de la dieta.
Las células nerviosas (neuronas) lo utilizan para la producción de serotonina y melatonina.
Entre sus efectos destacan que estabiliza el estado de ánimo y mejora el buen humor, ayuda a conciliar el sueño, normalizando el ritmo de sueño-vigilia; aumenta la resistencia física (retrasa la aparición de fatiga) y reduce el apetito, ayudando a controlar la ansiedad por los dulces.
Lo encontramos sobre todo en las células de origen animal como las carnes (carne de pavo, jamón dulce, etcétera.), en los pescados, los huevos y los lácteos (la leche, los quesos y los yogures).
Aunque el triptófano sea escaso en los alimentos de origen vegetal, también está presente en alguno de ellos, por ejemplo, en el plátano. Asimismo, lo podemos encontrar en los cereales integrales o completos.
Imagen: yourmusclebuilding