Jugar es algo esencial para los niños, y esto es algo que hacen prácticamente desde que nacen, primero llevándose la mano a la boca, después moviendo un sonajero para que suene, y más tarde tirando todo lo que agarra al suelo, para ver como caen y como vuelven a sus manos, cuando, por décima vez, la persona que está con él se lo devuelve.
Los bebés más mayorcitos se divertirán, y mucho, jugando a gatear, de esta forma podrán desplazarse hasta aquello que ha llamado su atención y comienzan a ser más independientes. Que los padres se tiren al suelo y gateen con ellos será un juego de lo más divertido, se puede optar por imitar animales, hacer carreras, jugar a cogerlos… o cualquier otra cosa que se les pase por la imaginación. Y es que echarle imaginación al juego, la mayoría de las veces resulta mucho mejor que gastarse grandes sumas de dineros en juguetes.
Cuando comienzan a andar, ya tendrán un mayor dominio de su cuerpo, y se podrá por ejemplo jugar con cajas. Una caja grande es algo a lo que casi ningún niño puede resistirse, se pueden meter dentro, utilizarla como coche o nave espacial, arrastrarla por la casa como si fuera un carro, y podrá meter sus juguetes dentro, y lo mejor… los más mayorcitos podrán pintar en ella, pegarle papeles llamativos, y otras muchas cosas que seguro se les irán ocurriendo por un camino. Las cajas les resultarán llamativas tanto a un bebé de 18 meses como a un niño de 8 años por las muchas posibilidades que ofrece.
En la calle, los pequeños disfrutarán, con los juegos más clásicos, como jugar a la pelota, montar en bicicleta, patinete o triciclo, jugar a coger y al escondite… en fin, a todas esas cosas que todos los padres y abuelos de hoy en día han jugado y que nunca pasarán de moda.
Foto obtenida de: sensoryprocessing.info.