Que los niños lloren cuando de un momento a otro pasan a brazos de un desconocido, o sin ir tan lejos, cuando tan solo se encuentran cerca de él, es algo normal, es su forma de decir que no están cómodos con esa persona que no conocen y la manera de reclamar la protección de los padres.
Es alrededor de los 8 meses cuando comienzan a darse estas situaciones (algunos antes y otros después) de hecho existe la llamada “crisis del octavo mes” que es la etapa en la que los bebés comienzan a ser conscientes de lo que empieza a ocurrir a su alrededor. Hay que tener en cuenta que este periodo no será igual para unos que otros, por ejemplo, los bebés que desde su nacimiento están acostumbrados a estar continuamente rodeados de gente, por regla general, esta etapa la llevarán mejor que los que no suelen estar en grupo.
Para aquellos bebés que sean especialmente sensibles a esto, es importante fomentar la sociabilización, ir al parque en el que haya otros niños y adultos, hacer visitas a los amigos y familiares (si la situación es muy extrema se puede hacer esto en principio con tiempos cortos e ir ampliándolos poco a poco, así como pedir a esas personas que “ignoren” al bebé en la llegada, y esperar hasta que se encuentre tranquilo para comenzar a interactuar con él), para finalmente comenzar a dejarlo solo con otras personas (igualmente esto se puede hacer paulatinamente).
Si los pequeños son especialmente sensibles a los extraños, los padres deberán tomarse esto como un periodo que hay que pasar con tranquilidad, los bebés perciben las sensaciones de los padres, y si ellos se ponen nerviosos o angustiados, estos sentimientos pasarán a los bebés proyectándoles un estado negativo que empeorará la situación.
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