Los niños durante los primeros años de su crecimiento, tienden durante periodos, a preferir a uno de los dos padres, y es cuando se habla de “mamitis” o “papitis”.
La “papitis”, como se puede deducir por su nombre, es cuando los peques durante una temporada prefieren estar protegidos por los padres, llegando en ocasiones incluso a rechazar a la madre. Esto provocará en la madre frustración e incluso tristeza al pensar que a ella le quiere menos, y esto es totalmente normal, sin embargo no hay que pensar como un adulto ante esta situación, y hay que ver esto desde la mirada del niño, que en ese momento ve satisfechas sus necesidades mayormente en la figura de su padre.
No hay que tomarse esta situación a la tremenda, ni forzar al niño a estar con la madre cuando lo que él quiere es estar con el padre. Muchas madres de forma inconsciente intentan hacer una competición para ganarse al niño y su aprecio, pero esto no servirá de nada, el niño aunque parezca que no entiende, tiene claro lo que quiere y lo que necesita en cada momento, y en esa etapa tiene muy claro que el que le reconforta es el padre, de manera que a la madre tan solo le quedará retirarse y esperar a que la situación vuelva a cambiar… cosa que ocurrirá más tarde o más temprano.
Mientras dura este periodo, más que la madre, el que puede aportar mayores cosas positivas para dar solución al problema es el padre, contándole al niño que con mamá va a jugar, que va a salir de paseo, o cualquier otra acción que lo motive especialmente a querer irse con mamá. El padre podrá ser el vínculo de unión entre la madre y el hijo siempre con mano izquierda, y explicándole al pequeño las cosas, aunque éste tenga corta edad y parezca que no le entiende.
Foto obtenida de: vibe.com.
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