Una de las cosas que los hombres deben tener en cuenta cuando la mujer está de parto, es que, la gran mayoría de ellas no quieren recibir en esos momentos consejos ni que les digan cómo deben actuar ni que tiene que hacer. Por regla general, la futura madre durante esa etapa querrá saber que su pareja está ahí pero no que esté a todo momento encima de ella.
Hay que prestar atención a lo que necesita, el proceso en la mayoría de los casos es largo, y durante él habrá momentos en los que querrá ser escuchada, animada, o que le hablen de otras cosas para desviar la mente. Atender a sus necesidades significa, adelantarse a los acontecimientos, y saber qué quiere la mujer antes de que lo pida… abanicarla si hace calor, echarles una sábana si siente frío, ayudarla a cambiar de postura, colocarle las almohadas, etcétera, y todo ello en un ambiente tranquilo.
El hombre no podrá evitar los nervios, ni las preocupaciones pensando en si todo saldrá bien, pero lo más beneficioso para todos es que sepa controlarlos y siempre será mejor salir un rato de la sala en la que está la mujer para despejarse un poco, que estar continuamente a su lado transmitiéndole a la mujer su estado.
Si durante el camino que se corre durante la fase de dilatación el hombre se siente poco útil, aún será peor durante la fase de expulsión, durante la cual poco podrá hacer más que sujetar la mano de su pareja o refrescarla con un paño húmedo la frente. Durante esta fase la mujer debe utilizar todas las fuerzas que le quedan para empujar y concentrarse tan solo en eso, de manera que el hombre se convertirá en un mero espectador (en el mejor de los casos).
Tras la fase de expulsión, el padre volverá al primer plano junto a su mujer y su bebé, y juntos vivirán una de las experiencias más hermosas de la vida que comenzará ahí, cuando ven por primera vez la cara de su hijo.
Foto obtenida de: pregnancy.more4kids.info.