Que el bebé tenga cubiertas sus necesidades afectivas será algo tan importante como cualquier otra cosa como el baño, la alimentación, la estimulación, etcétera. Erróneamente se piensa que estar constantemente encima de él besándolo o acariciándolo, puede hacer que el bebé a la larga sea mucho más dependiente de sus padres o sea más inseguro. Esto, según la mayor parte de los especialistas, no es así, sino al contrario, los niños que crecen en un hogar donde no se regatea el afecto, serán niños más felices y con mayor autoestima (al menos en la mayor parte de los casos).
El desarrollo psicológico del bebé está muy ligado al hecho de cubrir esas necesidades afectivas de las que hablábamos. ¿Y cómo se le puede ofrecer ese afecto? pues la respuesta podría ser muy amplia, el afecto se le transmitirá en todos esos momentos en los que haciendo algo el bebé mira a sus padres mostrándose satisfecho y tierno, como cuando se le mece en brazos, se le habla cariñosamente, se le sonríe, se le canta, etcétera.
Es importante durante los primeros meses trabajar para llegar a ese punto en el que bebé reconoce a sus padres y tiene muy claro que son ellos los que cubren todas sus necesidades, ese lazo que se crea dará al bebé seguridad y se sentirá protegido. Entre los 6 y 8 meses el pequeño comenzará a extrañar a aquellas personas que no son las habituales en su entorno, es capaz de distinguir quiénes son los que le cuidan, y ahí es donde los padres podrán apreciar cómo sus hijos han ido evolucionando en su desarrollo afectivo.
Después de esa etapa, habrá que ir un paso más allá hasta lograr que el niño se sociabilice, amplíe su círculo, y comience a aceptar a otras personas sin miedos o temores.
Foto obtenida de: riversidephotography.co.uk.
[…] el desarrollo intelectual, como el físico y el afectivo están estrechamente relacionados entre sí, y es lo que va a ayudar a que el pequeño poco a poco […]