Anteriormente decíamos que el bebé siempre debe dormir boca arriba con la cabecita ligeramente girada hacia izquierda o derecha. Es importante que se le cambie la posición de la cabeza para evitar la plagiocefalia (deformación de la cabeza que puede ser causada por mantener siempre la misma postura a la hora de dormir), de manera que lo ideal es ir moviéndole la cabecita mientras duerme para que ésta se apoye en diferentes puntos.
Ya comentábamos también que hay que evitar que el niño duerma boca abajo, pero además hay que tener en cuenta otros detalles a la hora de echar a dormir al niño, como por ejemplo:
– Que la habitación esté libre de humos. Hay que evitar a toda costa que el niño duerma en un sitio donde se haya estado fumando.
– El colchón se recomienda que sea firme.
– Hay que quitar de en medio todos los juguetes que estén en la cuna, aunque parezcan inofensivos.
– Evitar el uso de almohadas (que los adultos estén más cómodos con ellas no quiere decir que los bebés la necesiten).
– En caso de que el niño tenga tos o sea de los que tienen habitualmente reflujos, se puede elevar un poco el colchón por la parte superior que corresponde con la cabeza. Esto se puede hacer introduciendo entre el colchón y el somier de la cuna una almohada o una manta doblada.
– No abrigarlo en exceso. Muchos padres tienen miedo de que su bebé pase frío y se exceden a la hora de colocarles mantas y edredones, sin contar la ropa que ya de por sí lleva el niño. Esto es un error, para abrigar al bebé se deben tomar como punto de referencia a ellos mismos, y si ellos duermen con una sola manta… ¿por qué ponerle al bebé tres?
Foto obtenida de: mychildmalaysia.com.