La historia clínica es el primer paso que orientará al pediatra para realizar el diagnóstico. A continuación se efectuará un estudio alergológico que consiste en tres pruebas:
Prueba cutánea de puntura (Prick): es un método sencillo, rápido e indoloro, que consiste en la introducción en la piel de extractos de una sustancia alimentaria a la que puede ser alérgico el niño. Se hace mediante la punción de la piel con una lanceta sobre la cara anterior del antebrazo. A los 15-20 minutos se observa el resultado, de manera que se considera positivo si ha aparecido reacción en la piel (habón, enrojecimiento y picor).
Prueba con el alimento en fresco: se realiza del mismo modo que la técnica anterior, pero, en vez de emplear extractos alergénicos,se utiliza un fragmento del propio alimento (se punciona el alimento y luego se punciona la piel del paciente).
Análisis de sangre: determina la presencia de anticuerpos frente al alimento que produce alergia. Se trata de una prueba específica de gran utilidad, ya que confirma la existencia de enfermedad medida por IgE, es decir, enfermedad alérgica.
Finalmente se realiza una prueba de provación o de exposición oral que confirma el diagnóstico y es imprescindible en casos dudosos. También su utiliza posteriormente, tras el diagnóstico, para valorar con el tiempo si el niño tolera el alimento.
Como su nombre indica, consiste en administrar el alimento supuesto responsable de la reacción. Se empieza por dosis muy pequeñas que se van aumentando progresivamente, cada media hora, hasta la aparición de los primeros síntomas o hasta completar las dosis si no se observa reacción.
Imagen: clinicasubiza
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