Hoy hablaremos del estreñimiento del lactante, otro tema que habitualmente preocupa a los padres.
Los bebés que toman leche materna sufren este problema muy raras veces, por tanto el problema es mayor cuando se alimentan con leche artificial. La leche materna se digiere más fácilmente y ayuda a favorecer que las bacterias intestinales crezcan, lo que acarreará beneficios a la hora de defecar.
Por tanto los recién nacidos que toman biberón es más probable que tengan que enfrentarse al estreñimiento ya que cuesta más digerir las fórmulas adaptadas, esto unido al que el movimiento intestinal es menor, y que las cacas son más espesas, dan lugar a que les cueste más depositar.
Cuando el recién nacido se estriñe la mayoría de las veces es señal de que esto va a ocurrir en más de una ocasión. Las heces son más duras y provocarán molestias y dolor al pequeño, y para no sufrir lo que él va a hacer es intentar no hacer caca, y si no la hace, las heces estarán más tiempo en el intestino y se endurecerán más, lo que agravará aún más el problema. Esto además, puede provocar inapetencia a la hora de comer, náuseas, e incluso cólicos.
En las farmacias se pueden conseguir leches adaptadas pensadas especialmente para niños estreñidos. Otras medidas que se puede tomar son: masajear el abdomen, darle un baño templado, los biberones se deben preparar con las medidas justas, y si el niño ya tiene edad para ello, aumentar la cantidad de verduras y frutas.
Hay que evitar introducir termómetros o cualquier otro objeto en el año del niño, ya que esto podría provocar daños en el bebé.
Si el problema se agrava, se debe consultar con el pediatra, el cual, si lo considera oportuno, podría receta supositorios de glicerina u otro medicamento.
Foto obtenida de: duckduckgrayduck.com.