Esta cuestión siempre es tema de debate, y mientras que unos contestan a la pregunta con un “no” rotundo, otros dirán que “sí, siempre que se el pequeño tenga cubiertas sus necesidades”.
El momento más delicado para plantearse esto, es cuando llega la hora de dormir, que es cuando los peques más resisten a quedarse solos y reclaman la atención de los padres en cuanto éstos salen de la habitación. ¿Qué hacer?, ¿se le deja llorar apareciendo cada cierto tiempo para después volver a desaparecer?, o ¿los padres deben quedarse en la habitación con ellos hasta que se duerman?
Mientras que la primera opción algunos la tomarán como algo inhumano, egoísta, y poco eficaz, de la segunda otros pensarán que de esa manera se mima excesivamente a los bebés, que esa forma no es la adecuada para que se vayan acostumbrando a ser independientes, y que así tardarán mucho más en comenzar a dormir solos.
Esto también lo podemos llevar a otras situaciones de la vida cotidiana, por ejemplo cuando se le deja en el parque porque los padres tienen cosas que hacer en casa… ¿hay que correr cuando lloran porque no quieren estar allí metidos, o es mejor dejarlos y que se acostumbren a estar ratos solos?
Cualquier opción es válida, son los padres los que deben valorar los pros y los contras de dejar que un niño llore o no (como es lógico cuando hablamos de dejar llorar no nos referimos a dejar llorar al bebé durante horas). A la hora de educar al niño los padres son los que tomarán el camino que desean seguir, y esa decisión debería respetarse sea cual sea, ya que al fin y al cabo, la finalidad para ambas opciones es la misma: el bienestar del niño.
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