Salir a comer o cenar fuera es un momento divertido y diferente, pero si los niños y adolescentes escogen los platos por sí mismos, suelen decantarse por alimentos poco apropiados y repetitivos como los filetes rebozados, los dulces, las hamburguesas, las pizzas y las guarniciones a base de patatas fritas. La gran mayoría de las veces dejan a un lado los platos que son más saludables y nutritivos como las verduras, las frutas y los pescados.
Sin embargo, los padres podemos aprovechar estas salidas a los restaurantes para introducir en la alimentación de nuestros hijos nuevos alimentos y variadas técnicas culinarias que seguramente rechazarían en casa. Por eso debemos animar a los niños a que se decanten por opciones más sanas y apetitosas, con el objetivo de no desequilibrar su alimentación (sobre todo si existen problemas de sobrepeso, obesidad u otras alteraciones).
Velar porque nuestros hijos lleven una dieta equilibrada, variada y sana es un reto que debemos ponernos desde que dejan la lactancia materna. Evidentemente, esta tarea no es fácil y requiere de un gran esfuerzo y constancia por nuestra parte.
Para llegar al equilibrio alimentario deseado, los pequeños tienen que comer de todo ya que, cuanta más variedad de alimentos coman, mayor será la cantidad de nutrientes que reciban. Además, para lograr un buen reparto de las calorías, los alimentos han de distribuirse a lo largo del día. Igualmente importante es aportarles la energía que necesitan diariamente a través de alimentos ricos en hidratos de carbono complejos como la pasta, el arroz, las legumbres, las patatas, los cereales y el pan; y darles alimentos ricos en proteínas de buena calidad (nutrientes básicos para el crecimiento) como lácteos, las carnes, los pescados y los huevos.
Y recuerda la importancia de los alimentos vegetales para poder mantener el equilibrio: legumbres, verduras, hortalizas y frutas. Son ricos en vitaminas, minerales y fibra.
Por el contrario, los niños no tienen que abusar de las grasas, el azúcar y la sal y hay que moderar los dulces, los refrescos y los “snacks” que consumen.
Todas estas pautas alimentarias nos ayudarán a mantener el equilibrio alimentario de nuestros niños en su día a día. Sin embargo, es normal que, de vez en cuando, se flexibilicen un poco estos principios, por ejemplo, al salir a comer fuera de casa.
El objetivo en estas ocasiones es intentar que su dieta no se descontrole en exceso y que, mediante pequeños trucos, los alimentos más saludables sigan formando parte le menú.
Imagen: coastalforcancer